CAPÍTULO 9:
Día trece: Pensando en
matar.
No
fue al colegio ese día, quería distraerse un poco de las cosas que estaban
sucediendo en su alrededor. Estaba sentado en una banca de la plaza mirando
fijamente el reloj de la iglesia. Pensaba que todo sería mejor si él junto con
ella se tiraran desde esa altura, a la dureza del suelo.
De
un salto salió de la banca y se fue a sentar en los escalones de la iglesia. Se
colocó los auriculares y empezó a escuchar su música, el sonido que lo
identificaba. El Rock. Sentía como la música recorría su cuerpo y le decía que
si mataba era por amor, esa era la excusa.
Salió
un momento de su transe con el sonido y vio que Flor estaba haciendo ejercicios
alrededor de la plaza. No dudo un segundo y se levantó en busca de ella.
Alejandro: ¿No tendrías
que estar en la escuela? –
dijo él siguiendo el ritmo del trote.
Florencia: Lo mismo
digo.
Alejandro: Que escuchas?
Florencia: No Te Va
Gustar – dijo con una
sonrisa – raro el nombre para una banda.
Alejandro: No creo.
Florencia: Yo sí, suena
como algo tramposo para decirlo.
Alejandro: Que tema?
Florencia: Chau – dijo y se detuvo – como te dije, todos nombres tramposos.
Alejando: …
Florencia: No dices
nada. Acaso estas meditando la próxima muerte.
Alejandro: Si, algo así….Por
que lo haces?
Florencia: Siento que es
necesario. Te dejo –
dijo ella.
Alejandro: ¿Por qué? – contesto.
Florencia: Vienen tus
amigos – señalo.
Se
detuvo, vio que Ingrid, Romi, Alberto y Antonio venían corriendo a una cuadra. Vio
como Flor se alejaba, divisa una banca a su lado y se sentó a esperar a los
amigos.
Alejandro: Que hacen
acá, tendrían que estar en clases? –
aulló él.
Ingrid: Salimos temprano
– respondió Ingrid.
Romina: Tu papá recibió
una llamada y se fue –
chismeó Romina.
Alejandro: Que llamada? – se alteró – de quien?
Alberto: No sabemos – le toco el hombro Alberto.
Alejandro: Que piensan
del asesino que mato a Juan?, escuche que es menor de edad – lanzó Ale.
Antonio: Eso es nuevo,
tal vez quiere llamar la atención –
dijo Antonio.
Ingrid: Nadie llama la
atención de esa manera, a lo sumo se desnudan y salen corriendo – dijo Ingrid y todos se rieron.
Alejandro: Tienes razón – dijo Ale.
Romina: Y si vamos a
otro lado, como que acá me siento asilada – invitó Romina.
Antonio: A donde vamos? – le siguió Antonio.
Romina: A la heladería –
contesto
Ingrid: SOS una gorda – dijo entre dientes Ingrid.
Romina: Gorda, pero más
linda que vos –
insinuó ella.
Alejandro: No peleen y
vamos de una buena vez –
dijo Ale y todos asintieron.
En
ese instante se fueron. A la cuadra, cerca de la intendencia se dio cuenta que
dejo su teléfono en la banca. Le dijo a sus amigos que siguieran y que después
él los va a alcanzar. No tuvieron problemas, luego salió en busca de su
celular.
Al
llegar quedo sorprendido, Florencia tenía en sus manos el equipo que el tanto
mezquinaba.
Alejandro: ¿Qué haces?
Florencia: Solo miro. – aclaró - Que acaso no puedo?
Alejandro: No, si…
Florencia: Decídete.
Alejandro: No.
Florencia: Bueno, toma
entonces.
Alejandro: Gracias.
Florencia: Debes matarla
más tardar mañana.
Alejandro: Estas
apurada.
Florencia: No es eso – se levantó – no soporto a esa pendeja.
Alejandro: Y por que no
lo haces tú misma?
Florencia: Mi amor,
estas manos no se manchan, solo mandan manchar – dijo – y si vos querés tenerme debes hacerlo.
Alejandro: Me tienes
hechizado.
Florencia: Ya lo sé – le toco el pelo – no somos muy diferentes mi AMOR – se
fue corriendo.
Alejandro: Bien, a
afilar los cuchillos –
dijo él en vos alta – si es que voy a
usar eso – pensó.
Autor: Anibal R. Núñez. Todos los derechos reservados © 2013-2014
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