CAPÍTULO 6:
Día seis y siete: Dos días
como uno solo.
La
semana estaba pasando rápida e inadvertida. Los días sin clases por paro
docente. Ahora solo les restan dos días más para volver de nuevo al fin de
semana. Alejandro en esos dos días invito a sus amigos a su casa. Se sentaron
en la vereda y comieron galletitas hasta no poder más. Y entre risas y
boludeces charlaban sin mencionar la muerte de Juan.
Romina: Y saben la causa
del paro – empezó a
decir Romina
Ingrid: No, nadie sabe
creo – dijo Ingrid.
Adriana: Ale, tu mama
trabaja en la escuela, de seguro vos sabes – prosiguió Alberto.
Alejandro: No, no sé
nada de nada – dijo
él - algunas veces parece que no vivo en
esta casa.
Alberto: Se nota – dijo Alberto – nah, mentira Ale. Era joda.
Alejandro: No importa.
Romina: Miren quienes
vienen allá – señalo
Romina.
Miraron
todos. Pero no era nada interesante, solo venían a los lejos Pedro y los dos
hermanos Ismael y Leandro.
Ingrid: Parece que viene
acá – dijo Ingrid.
Alejandro: No quiero que
vengan a molestar –
comento Ale. Pero era demasiado tarde, ya se estaban acercando a ellos.
Julieta: Hola chicos – aulló Julieta – y Alejandro.
Alejandro: Que hacen acá? – dijo él.
Ismael: Nada, solo
paseamos un rato –
respondió Ismael – que te molesta.
Ingrid: No empiecen
chicos – comento
Ingrid – seamos pasivos un rato.
Leonela: Nadie quiere amar pelea nena
– dijo Leonela.
Ingrid: Nena tu abuela
- contesto ella.
Alberto: Pueden irse ya – trato de calmar la situación
Alberto.
Julieta: Vamos nomas
chicos, acá hay mal olor
– escupió Julieta
Romina: Olor tendrás vos – dijo Romina.
Los
tres se alejaron y dieron vuelta la esquina. Alejandro entro a la casa, no
quería saber nada de nada. Tenía muchas ganas de matar a Pedro que casi decidió
hacerlo. Pero se calmó hasta que Florencia le dijera que sí podría hacerlo.
Sus
amigos quedaron sentados afuera de su casa. Todos se levantaron, doblaron las
silletas y se fueron. En el camino empezaron a charlar.
Ingrid: No entiendo
porque ellos son tan pesados
– musitó Ingrid.
Romina: Ale no los
aguanta – respondió
Romi.
Alberto: Se quieren
mostrar nomas, son boludos todavía
– dijo Alberto.
Romina: No hables mucho – le contradijo Romi.
Ingrid: No peleemos
nosotros, okey – los
calmo Ingrid – y vos no decís nada-
señalo a Antonio.
Antonio: Creo que Ale
mató a Juan.
Romina: Porque decís eso – se sorprendió Romi.
Antonio: Piensen, aquel
día el pidió para ir al baño y su madre no dejo que Juan lo acompañara -
explico – lo retiraron pero nunca
supimos si el llego a su casa y cuando Juan salió de la escuela unos minutos
antes que nosotros, lo mataron. – se detuvo y todos hicieron lo mismo – no es raro?
Alberto: Si, y lógico – afirmó Alberto.
Romina: Hay chicos, no
sean así. De seguro están haciendo hipótesis malas – dijo Romi.
Ingrid: Es verdad, mejor
dejemos que el tiempo diga – prosiguió
Ingrid.
Antonio: Si, fue una
idea boluda – dijo
Antonio y todos se rieron.
*****
El
día siguiente fue normal y sin nada de importancia. Alejandro durmió casi todo
el día y la tarde y solo se levantó a almorzar.
Así de esa forma pasaron los días de paro. Aunque lo único extraño fue
la charla que tuvo con su padre.
Alejandro: Papá – dijo
él – como te fue en la heladería?.
Luis: Donde, hijo?.
Alejandro: La heladería,
donde te ibas a encontrar con alguien por trabajo.
Luis: Ah – dijo y se rio – eso era. Bien, bien.
Alejandro: Seguro?
Luis: No tanto, al
parecer no voy a tener el empleo.
Alejandro: ¿Por qué?
Luis: No sé, seguro no
soy apto.
Alejandro: Y de que te
iban a ascender, supuestamente?
Luis: Secretario del
director.
Alejandro: Pero en esa
escuela no hay directora
– dijo y vio que su padre estaba temblando. Algo andaba mal.
Luis: Bueno, me
confundí.
Alejandro: Solo te dijo
algo, tenemos buena relación pero si me entero que engañas a mamá te mato.
Luis: No te veo capas.
Alejandro: No me
pruebes, las apariencias engañan
– le respondió Ale, se levantó del sofá y se fue al patio.
Autor: Anibal R. Núñez. Todos los derechos reservados © 2013-2014
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